Homilía Domingo 12 de noviembre
					
					
						
 Vivimos tan atareados, que sólo atendemos a lo inmediato. Vivimos tan atareados, que sólo atendemos a lo inmediato.- 
- Los acontecimientos se suceden a tal velocidad que el futuro nos queda como algo demasiado lejano.
- Nuestras opciones parecen todas sujetas a la provisionalidad: hoy te quiero y mañana ya veremos.
- Donde todo parece cambiar, resulta difÃcil mantenerse uno en sus opciones, en sus compromisos, en sus responsabilidades.
 
- Jesús nos alerta con la parábola de las 10 vÃrgenes.
- El novio, con sus amigos, va a buscar a la novia a su casa, acompañada de sus amigas. A partir de ahà se formaba un solo cortejo que iba a casa del novio, donde se celebraba el matrimonio y donde se tenÃa el banquete nupcial.
- Resulta que de las 10, 5 fueron previsoras y tuvieron aceite suficiente, a pesar de que el novio tardaba. Las otras 5 (necias, insensatas), no.
 
- Con ella Jesús nos invita a estar preparados, atentos; a que no se nos acabe el aceite de nuestra fidelidad y perseverancia
- Es relativamente fácil hacer un gran acto en un momento dado; los que lo hacen son admirables. Es más difÃcil sostener una opción, un compromiso en el tiempo; los que lo hacen son imprescindibles para nuestro mundo.
- Los tesalonicenses se cansaban de esperar la venida de Jesús. Pablo tiene que exhortarles a la paciencia; que se demuestra en perseverar en la fe, en la esperanza y en la caridad… hasta el final.
 
- Este mensaje nos sirve tanto para el ahora, como para el después.
- para mantener, sin desfallecer, nuestra fe y nuestra esperanza en el retorno de Jesús, para celebrar sus bodas eternas con la Iglesia; la fe en la resurrección de Jesús, de la cual esperamos participar nosotros.
- Y para vivir perseverando en las buenas obras, para que cuando llegue el momento de nuestro encuentro definitivo con Jesús estemos bien preparados.
- Y para ello, alimentar nuestra lámpara con el aceite de la Palabra de Dios, de los sacramentos, del ejemplo de personas  buenas, de las inspiraciones interiores que recibimos.
- Velar no es vivir con miedo ni con angustia, sino afrontar nuestra vida son sabidurÃa, con responsabilidad, sin dejarnos adormecer por la pereza o por las distracciones de este mundo.
 
- La EucaristÃa es el mejor alimento para nuestro camino y el mejor despertador para nuestra conciencia.
- En ella repetimos cada vez: “Ven, Señor Jesúsâ€, deseando que el Señor venga pronto y que, cuando venga, nos encuentre bien despiertos y preparados. QAS.
 
 
 
		
						
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