En la parte superior de los extremos de la nave crucero, sobre los altares de la Virgen de El Pilar y del Sagrado Corazón de Jesús, desde 1970, existen dos coloristas y luminosas vidrieras, procedentes de los talleres de Arte Granda, deAlcalá de Henares, que representan a Ntra. Sra. del Carmen y a San Andrés respectivamente, y que se deben a la vocación artística y anónima donación de un comerciante de Binéfar que quiso perpetuar la veneración de su familia por estas dos figuras.
Ambos vitrales, sencillos en su composición, planteados sobre un fondo geometrizado por distintos vidrios azules afirmados en molduras de plomo, están compuestos de tres cuerpos horizontales perfilados en hierro, exentos de grecas y adornos superfluos, y ocupan dos vanos antiguos ya existentes, aunque tapiados, de los que se pudo recuperar el arco metálico que enmarcaba su parte superior.
Ntra. Sra. del Carmen.- (Fachada norte).La Virgen se muestra de pie sobre unas nubes, tal como cuenta la tradición que se apareció en el Monte Carmelo de Palestina, portando al Niño Jesús entre sus manos. Lleva hábito de la orden carmelita con toca blanca, túnica de color pardo terroso muy tableada, sin cíngulo, y sobre ella una capa larga y blanca que el autor aprovecha en sus pliegues para dar movimiento a la figura.Jesús viste túnica dorada, larga y cerrada de cuello. Madre y Niño llevan nimbo sobre sus cabezas y María está coronada como reina de los ángeles. El trazo, de corte moderno, compone un conjunto armonioso que conduce la mirada hacia arriba, hacia las caras, que aun no tocándose, se aproximan al estilo llamado de “ternura”. Dos aspectos parecen relevantes: la Madre no señala al Hijo como en otras representaciones, sino que usa las dos manos para hacerle con ellas como una cuna. Ni la Virgen ni el Niño llevan escapulario. Hecho insólito dada su simbología, pues toda la cristiandad contempla que quien muera habiendo llevado en vida ese escapulario será liberado del Purgatorio por la Virgen para llevar su alma al Cielo.
San Andrés.- (Fachada sur). Andrés, el primer apóstol llamado por Jesús, pescador y hermano de Simón Pedro se nos muestra de frente, decidido, como dando un paso adelante, mientras nos bendice con su mano derecha y con la otra abraza la cruz en forma de aspa,símbolo de su martirio, en Grecia, y sobre la que la tradición de la Iglesia católica y de la ortodoxa afirman que padeció tres días de agonía sin que dejara de seguir predicando. La imagen nos muestra a un anciano de barba blanca, de gesto firme, con aureola de santidad, que viste una sobria túnica morada con cinto sobre la que destaca el fulgor de un amplio manto rojo (color martirial), profuso en dobleces y reflejos, que a un tiempo, le envuelve a él de cintura para arriba y a uno de los leños de su cruz.