
El número premiado con la imagen del Corazón de Jesús este año es el 301, que se encuentra en alguna de las estampas con las intenciones de oración del mes de junio 2019.
El número premiado con la imagen del Corazón de Jesús este año es el 301, que se encuentra en alguna de las estampas con las intenciones de oración del mes de junio 2019.
El pasado sábado 15 de junio celebramos las bodas de plata de la capilla de San Antonio, que fue bendecida el 26 de diciembre de 1993, por el entonces obispo de la diócesis de Lérida, D. Ramón Malla Call, siendo los curas de Binéfar Mn. Marcelino y Mn. José Santisteve Pascual.
Los actos consistieron en una misa concelebrada por los párrocos actuales, Mn. Crisanto y Mn. Paco, a la que siguieron:
A la salida de repartieron los tradicionales panetes de San Antonio y una chapa conmemorativa de la fecha, confeccionada por los chavales de Centro Ocupacional Nazaret, de Cáritas.
La jornada se saldó con un ágape fraterno, en el exterior de la capilla, como mandan los cánones.
Hace unos sesenta años,
en el carasol que da
a la era Casa Pano,
oí mujeres hablar:
―Ya lo decía mi abuelo,
que era un hombre muy cabal:
“Nada puede salir bueno
de la calle L’Arrabal”.
―Y eso que la calle tiene
a muy buena vecindad,.
que en una punta dan leche
y en la otra cuecen pan:
Los de Casa Ruiz Alfaro;
el Torropo, Catalá;
Miró, que tiene el colmado;
Casa Boix, a la mitad;
luego, la Casa el Perolo;
y en la esquina del final,
José Zarroca el del horno.
¿Alguno puede dar más?
―A lo que yo voy, ¡remoños!,
es la angustia que me da
que el chico mayor de Antonio
se ha puesto a cura, sin más.
―¡Pobre Josefa!, tan suya,
trabajando sin parar
y le sale un hijo cura
con tal de no trabajar.
―¡Ay, José Antonio! ¡En qué ajo
se va a meter por pardal!
―¡Y qué ejemplo a sus hermanos!
¡Ay, Jesusico y Pilar!
―¡Rediez! Pudiendo haber sido
cualquier cosa o mucho más,
no entiendo que haya elegido
meterse a ser capellán.
―Si es despierto como un lince.
―Y bien plantado, además.
―Con más recursos que Ulises…
―¡Malempeado zagal!
―Con su melena y su percha
se podría contratar
de cantante en una orquesta,
―O en el cine, de galán.
―Si sabe tocar guitarra
cantar la Jota y bailar,
que como quiera rondalla,
se apunta él y ya está.
―Y si el fútbol le gustase,
que creo que no le va,
sería el “mister” más grande
que ha pisado “El Segalar”.
―Si además le apeteciera
ir por el mundo y viajar,
sabría llegar a Albelda
sin ojos y cara atrás.
―Y en política no hablemos,
que si le dejan hablar,
le da la vuelta al Congreso
y lo arregla en un plisplás.
―Pues, ¡se nos marcha de “flaire”!
―¡Y parecía normal…!
Pero, una cosa me cale:
¡Éste… vuelve cardenal!
Será profeta en su tierra;
donde vaya, le querrán;
y traerá a Dios a Binéfar
“Mosen Boix de L’Arrabal”.
Juan de Pano
HOMBRES Y MUJERES NUEVOS
Escasos días hace que celebramos la Pascua. Enorme celebración que deja tras de sí un ambiente de alegría que se prolonga no solo por los 50 días que preceden a Pentecostés, sino que debería perdurar en el corazón de cada creyente.
Pero, ¿qué es eso de ser nuevos? Es el resultado de la acción del Espíritu del Resucitado en el alma de cada persona y de la comunidad cuando se dejan iluminar por la Palabra de Dios. Es dejar actuar a Dios en nosotros, “dejar a Dios ser Dios” en cada uno. De esta manera nos convertimos en luz y no en tinieblas para los demás. Es dejar de lado nuestros referentes humanos para tomar a Jesús como nuestro referente y así serlo nosotros para quienes nos rodean. Es dejar que Jesucristo se convierta en clave para encontrar y conquistar nuestra satisfacción y sentido interior.
Lo ha dicho el Señor oportunamente: “todo lo hago nuevo» y el premio a quienes se dejan renovar es llamar “bienaventurados los que crean sin haber visto”. La fe en el Resucitado nos convierte en personas nuevas y, por ende, en una comunidad nueva, una comunidad que obra signos nuevos en favor de la Iglesia. Tal es el poder transformador de la fe Pascual que elimina el miedo de los discípulos y los convierte en confesores valientes de la presencia real del Resucitado. Según lo anterior, entonces, ¿puedo decir que soy nuevo? o ¿sigo siendo el mismo de antes? P. Crisanto
CALENDARIO DE ACTIVIDADES
MAYO
JUNIO
DECLARACIÓN DE LA RENTA
Unción de enfermos
mes de maría
Movimiento parroquial
Abril
BAUTIZOS
ENTIERROS
CLASE DE RELIGIÓN
Abierto el periodo de pre-inscripción para el curso próximo; os animamos a padres y chavales a inscribiros en la clase de Religión y Moral Católica. La familia, la parroquia, el colegio/instituto, juntos por la formación cristiana. La clase de Religión es de libre elección por parte de las familias y de obligatoria oferta por parte del centro. Apunta a tus hijos a la clase de Religión católica.
Chocolatadas solidarias pro Manos Unidas
Los colegios Víctor Mendoza y Virgen del Romeral han realizado sendas chocolatadas solidarias a favor de Manos Unidas, con los siguientes resultados:
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Las misas de la fiesta de San Jorge 2019 serán:
10:00 Capilla de San Antonio
12:00 Templo parroquial de San Pedro Apóstol
De la R* sólo tenemos el testimonio de los apóstoles en los evangelios. En dos aspectos:
o En los relatos de los hechos, tal como acabamos de escuchar
o En el cambio de vida posterior que produce en los apóstoles que, aunque indirecto, quizás sea el testimonio más fehaciente de la veracidad de la R. La muerte de Jesús dejó a sus discípulos knockeados, descolocados. La experiencia de la R les ilumina la situación, que la ven con otros ojos, y les quita todos los miedos desaparezcan. La historia de Jesús cobraba sentido y además ellos eran sus testigos, es decir, los encargados de anunciarlo en adelante.
El valor de la historia de la vida, la pasión, muerte y resurrección de Jesús va más allá de una historia del pasado. Todos estamos tocados y afectados positivamente por esta historia. Ilumina nuestro presente y proyecta nuestro futuro.
Ilumina nuestra vida personal: nuestros contratiempos, nuestras dudas, nuestros fracasos, nuestras enfermedades, nuestras angustias… que no tienen la última palabra.
Ilumina también nuestro mundo: la falta de respeto a la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, por las guerras (tanto las que salen en la tele, como las demás), los ataques terroristas, las catástrofes naturales, los accidentes y enfermedades, las condiciones de los exiliados y emigrantes, la violencia hacia los más débiles: ancianos, niños y mujeres… estas y otras situaciones parecidas quedan iluminadas por el nuevo horizonte de la R*.
También hay motivos de esperanza, como los hubo en el calvario: la ayuda del cirineo, la compasión de las mujeres, la fe del centurión al pie de la cruz, la apertura al perdón del buen ladrón, la colaboración de José de Arimatea… como también hoy hay muchos gestos de generosidad, de compasión de fe.
La eucaristía de Pascua, la madre de todas las eucaristías, transforman el pan y el vino en la viva presencia de Jesús; presencia que nos envía como testigos, para proclamar por todas partes, sobre todo con nuestra vida, que Cristo ha resucitado y toda realidad queda iluminada por este misterio. QAS.
Hoy, la Iglesia no celebra la eucaristía; hoy nuestra atención se centra en la muerte de Jesús, en el relato de su Pasión y en la veneración dl crucificado.
Hemos escuchado el cuarto cántico del siervo sufriente, de Isaías. Un relato estremecedor, por su crudeza, que expresa el sufrimiento de inocente. Sin muchas explicaciones, nos invita a pensar en la pasión y muerte de Jesús.
o Jesús representa, asume el sufrimiento y la injusticia sufrida por todos los crucificados del mundo.
o Jesús se sumerge en el misterio de la iniquidad, el misterio del mal del mundo, que lo destroza.
o Sin embargo, la pasión de Jesús no es inútil, porque está respaldado por Dios, que acaba glorificándolo.
Como nos ha dicho el autor de la carta a los hebreos, “ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado”. Y: “él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer”.
Como hemos podido percibir, Jesús, en la pasión según san Juan, a pesar de ser el detenido, juzgado, condenado y crucificado, es el que dirige en todo momento la escena, el que se presenta como rey, cuando entra a Jerusalén, como rey es crucificado y como rey es sepultado. La cruz, en la visión de san Juan es el trono de la glorificación de Jesús.
Vamos, a continuación, a venerar la cruz; mejor dicho, al crucificado, es su carne toman cuerpo todos los sufrimientos del mundo.
o Cuando el cristiano opta radicalmente por el Reino de Jesús tarde o temprano experimentará la cruz, que, eso sí, vivida desde Jesús y como Jesús, lleva aneja la garantía de gloria.
Después, seremos invitados a comulgar con la eucaristía consagrada el jueves santo, que es memoria del amor entregado por Jesús en la cruz.
Y somos convocados también al canto triunfal del aleluya de la resurrección del crucificado.
En la celebración de hoy hacemos memoria de aquella última cena que Jesús compartió con sus discípulos –y sabía que era la última- en que las emociones se agolpan y la inminencia del desenlace hace que Jesús se resuelve en unos gestos y unas palabras densos y profundos.
En la segunda lectura, hemos escuchado la institución de la eucaristía, tal como san Pablo transmite a los cristianos de Corinto la Tradición que él, a su vez, había recibido.
o Jesús instituye la eucaristía la noche en que iba a ser entregado. La eucaristía sacramentaliza, es decir, hace visible la entrega de Jesús por amor, que culminará en el Calvario.
o Jesús quiere identificarse con el pan que se parte y con el vino que se reparte entre todos. En este caso, no se trata de un cordero que se inmola, sino del mismo Jesús, cuya muerte en la cruz tiene el valor de ser un auténtico sacrificio.
o La misa no es sólo un espectáculo para oír, sino una celebración, de la cual todos formamos parte. Una celebración que el Señor nos manda, hasta que él vuelva.
La última cena es también testamento espiritual de Jesús.
Una palabra suya: “amaos como yo os he amado”. Y Jesús ama hasta el extremo, que es la única forma de amar que merece tal nombre. Sin reservas, sin límites.
o Uno puede pensar que eso es imposible; y ciertamente lo es, si contamos sólo con nuestras propias fuerzas. Pero contamos con el ejemplo de Jesús, que nos asegura que vale la pena y que tiene sentido; y con la fuerza de su espíritu que nos da vida.
Y el amor se traduce en un gesto sorprendente: lavar los pies a sus discípulos.
o Jesús no indica en qué consiste seguirle y ser su discípulo: en lavar los pies; es decir, hacer aquellas tareas que nadie quiere hacer, sobre todo, a los más pequeños y humildes.
o Pedro se resiste: ¿será porque no ha entendido que Jesús es un Mesías del servicio, o será porque intuye que eso es lo que le tocará hacer a él?
Celebremos la eucaristía, no sólo repitiendo el gesto y las palabras sobre el pan y el vino, sino, en esta ocasión también, repitiendo el lavatorio de los pies, del sacerdote que representa a Cristo, sobre los fieles.